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La operación eficiente de nuestra cadena de valor nos mantiene en una posición de liderazgo entre las industrias en las que participamos.

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Durante el año, la pandemia provocó una crisis para la cual el mundo no estaba preparado, y las consiguientes modificaciones al estilo de vida para contener los contagios ocasionaron una aguda recesión económica.

Con el apoyo decidido de la presidencia del Consejo de Administración, de la Cámara Minera de México y otras empresas de nuestro sector, así como del sindicato minero FRENTE y otras cámaras y organismos empresariales, mantuvimos un diálogo constante con las autoridades e instancias de gobierno —federal, estatal y municipal— para gestionar que la industria minera se considerara actividad económica esencial, manteniendo operaciones limitadas, y dándole en todo momento prioridad a la protección de la salud de los colaboradores y de las personas de las comunidades. De esta manera, el sector minerometalúrgico fue declarado actividad económica esencial a finales de mayo, con lo cual México se alineó a países como Estados Unidos y Canadá.

Se instauró un plan de emergencia para mitigar los impactos de la contingencia sanitaria, con la prioridad de proteger la salud y la integridad de las personas, así como la fuente de empleo. Durante los meses de junio, julio y agosto, se implementó un proceso para el retorno seguro y escalonado del personal, garantizando la observancia de todas las medidas de prevención conforme a las indicaciones de la Secretaría de Salud, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social y los protocolos internos.

Debido a la suspensión de los trabajos de campo en las exploraciones durante siete meses, los esfuerzos se centraron en el estudio y análisis de la información recabada, así como en la investigación de nuevas áreas prospectivas.

En la División Minas, el ritmo de arranque de operaciones de la nueva unidad polimetálica Capela, en Guerrero, se vio afectado tanto por las restricciones sanitarias para nuestro personal como por la falta de apoyo de los proveedores en la entrega final y el arranque de los principales equipos. Si bien no se obtuvo la producción esperada, al cierre del año la planta alcanzó 99% de su capacidad de molienda y logró producir concentrados con contenidos de zinc de 53%, en promedio, y recuperaciones dentro de lo esperado.

En abril, anunciamos la difícil decisión de suspender por tiempo indefinido las operaciones de las unidades mineras Madero, de zinc, en Zacatecas, y Milpillas, productora de cobre catódico, en Sonora, a causa de la abrupta caída en los precios de estos metales. Los elevados costos de operación y las bajas leyes provocaron que, por el momento, estas operaciones dejaran de ser rentables. Por ahora, Milpillas continuará produciendo cátodos de cobre a partir del mineral depositado en patios de lixiviación. Como resultado de esta suspensión, 267 colaboradores fueron reubicados en otras operaciones de la compañía y los restantes 630 fueron indemnizados conforme a la ley y a los contratos sindicales respectivos. Asimismo, como se tenía contemplado, la unidad minera de zinc Bismark, en Chihuahua, concluyó su ciclo de vida después de 28 años, debido al agotamiento de sus reservas.

En las operaciones metalúrgicas, la producción de oro afinado disminuyó 14.0% con relación al año anterior, principalmente por el menor tratamiento de doré en Herradura y Noche Buena. Algunos remitentes suspendieron temporalmente el suministro de concentrados y, aunque esta situación se normalizó hacia mediados de año, tuvimos dificultades para abastecer la fundición de plomo con la cantidad y la calidad adecuadas en las mixturas para su procesamiento. Con ello, las producciones de plata y plomo descendieron 2.4% y 6.2%, respectivamente.

En la refinería de zinc, cuya capacidad fue ampliada a 350,000 toneladas anuales de producción hace un par de años, se han resuelto la mayoría de los problemas técnicos para balancear los procesos y lograr una interacción adecuada entre la planta antigua —tostación— y la nueva —lixiviación directa. Además de esta situación y del menor volumen de concentrados tratados por la contingencia, la producción de zinc afinado, de 260,943 toneladas, fue 8.0% inferior. Confiamos en que, con los ajustes realizados, la refinería de zinc trabaje a su capacidad en 2021.

Otro reto que enfrentamos fue la contracción temporal en la demanda nacional de zinc afinado, aunque logramos colocar nuestros productos en mercados de exportación.

Asimismo, los productos químicos derivados del magnesio sufrieron una fuerte contracción de la demanda, principalmente en los grados refractario y cáustico. El sulfato de sodio registró un volumen de 745,892 toneladas, 3.7% por debajo del año anterior, pero el sulfato de magnesio rompió marca de producción con 62,583 toneladas, gracias al buen desempeño del sector agrícola nacional.

En materia de energía, nuestra prioridad fue asegurar el abastecimiento para las operaciones a costos competitivos. Con la incorporación de la central eólica Mesa La Paz, que comenzó a entregar energía en abril, nuestro portafolio de centrales eléctricas generó energía equivalente a 104.7% de nuestro autoabastecimiento. No obstante, debido a los cambios a la política energética decretados por la autoridad mexicana, nos vimos obligados a comprar más energía a la Comisión Federal de Electricidad —cuyo costo es 14.0% más alto— por retrasos de la entrada en vigor de los nuevos convenios de transmisión y la migración de los usuarios calificados al mercado eléctrico mayorista. Seguimos comprometidos con incrementar la participación de energía limpia y esperamos que el cambio a la política energética del país nos lo permita.